Días grises de paz

 

Brillemos a la par de los cometas,
somos estrellas, pero jamás fugaces
La esperanza anida en nuestras bases
aunque la injusticia también sea ciega.

El cosmos que habita en mi pecho
me cuenta que nunca se olvida.
Y me hace vivir otra vida
sin prisa, al revés y al derecho.

Y así las apuestas de todas
se caen por su propio peso.
Se pueden quedar con mis besos
o dejarlos en otras bocas.

La ciencia no explica esta calma,
tampoco esta cruel certeza.
Pero no me rompe la cabeza
saber que todavía me aman.

«Todos ya nos fuimos de aquí,
todos ya nos fuimos de casa
para tocar rock and roll»