Contrario a lo que te enseñaron,
no encajar es virtud.
Los que no encajamos
burlamos los esquemas
y rompemos todos los moldes
sin ponerle a todo un nombre.
Aprendemos a hacer caminos,
a crear nuestros procesos
y a pintarnos amaneceres
para no sentirnos presos.
Diseñamos nuestras «horas»
para no morir en los intentos,
calculadas a nuestro ritmo,
sabemos que no existe el tiempo.
No dormimos por las noches,
no encajamos en la estructura.
Sonreímos y cantamos
aunque la cosa esté dura.
La vida no es cuadrada…
Y no se vive solo acá.