La pandemia y la desidia
en el país de nadie,
en el lugar
que el tiempo olvidó.
Las quejas,
la angustia,
el llanto y
la desesperación.
Sobreprecio,
inflación,
deterioro,
represión.
Pero colores,
para estos grises
condenantes.
Pero luces
para esta oscuridad
reinante.
Lo llevo bien,
pero podría ser mejor,
con abrazos más cercanos.
No sobra nada,
tampoco falta nada,
gracias a Dios.
Pero sería genial
verte despertar
todos los días a mi lado.