Voy contando los sapos aplastados en la vía
desde aquí hasta la feria del centro.
Algunos son grandes, otros más pequeños
(todos mueren en la misma posición).
Mientras espero mi turno para ser atendida
entre berenjenas, ciboulette
morrones verdes, rojos, amarillos
pienso que más allá de estos colores
de los gestos de las señoras gordas
apretando suavemente sus crías vegetales
del tono de voz de las vendedoras
de esta danza para escoger
el tomate más bonito
para alcanzar la papa en un cajón retirado;
más allá
todo es ilusorio.
Luego regreso cargada
ya no cuento los sapos
paso por una casa que lleva tu nombre lunar
donde una mujer cuida esmeradamente el jardín.
Un llanto que no prevengo refresca mis mejillas,
me pregunto si extrañarte
también es ilusorio.
La mujer tiene un aire a ti
tu alma es blanca como los jazmines.
Cristina Gálvez Martos
Instagram: @cristinagalvezmartos