Que casualidad que nada es casualidad

 

A mi poco me importan los títulos que tengas para darme.
Rubia, yo sé quién soy.
Y con verte esa sonrisa me conformo.

Me parece genial que te inventes espacio para encontrarte.
Yo ya sé a dónde voy.
Aunque, tal vez, me distraiga un poco.

A mi poco me importa el tiempo con que mides lo que vives.
El tiempo no existe.

Solo somos energía, aunque estemos en reposo.

A mi poco me importa para lo que me quieras ahora
o para lo que me quieras más adelante.
Yo siempre seré yo,
aunque no seré el mismo que soy en este instante.

La energía no se pierde, se transforma.

A mi poco me importa lo que pasó,
lo agradezco porque nos puso aquí,
nos hizo ser lo que somos
y nos dejó una hermosa cicatriz.

A mi no me importa la gente,
no me importa lo que piensen.
Solo quiero que me conozcas,
solo quiero conocerte.

Y que fluya lo que deba fluir
y “que pase lo que tenga que pasar.
La sangre llega al río,
pero el río llega al mar.
Compruebo en mis bolsillos para ver
si tengo todo lo que tengo que tener”

Y no hay forma de algo pueda salir mal.
Porque cuando solo te abres a la aventura
de vivir, de conocer y de descubrir;
lo único que pasa es que vives, conoces y descubres.

Consigues experiencia,
esa que necesitarás para más adelante.

Acá estoy…

No tengo prisa, no quiero ser más de lo que soy.
Llámame como quieras.
No quiero enrollarte, ni sacarte de tu proceso.
Llámame cuando quieras.

Nada es casual y creo que lo sabes mejor que yo.
El universo, SIEMPRE, está a nuestro favor.