El tiempo es relativo,
creo que no existe tal cosa.
Pero que se me escapa
eso que es inexistente.
Se me olvidan las letras,
llegan tarde los versos.
Y lo peor es que
no sé si algo pueda llegar tarde.
¿Qué es tarde?
¿Cuándo es temprano?
¿Cómo es muy pronto?
¿Cuánto es para siempre?
¿Qué tanto es hasta nunca?
Hoy llegan las letras trasnochadas del lunes.
La oficina me consume como adulto,
la música me sigue emocionando como niño.
A la guitarra le falta un MI que yo no rompí.
Los amores pasados ya no pesan,
los amores nuevos me siguen coqueteando
y todas parecen querer lo mismo.
Yo como buen suicida
«prefiero lamer después mis heridas
a que tu amor pierda filo»
Drexler sigue sonando.
Trato de cuidarme.