Pensé que sería diferente,
que a esta edad estaría viviendo en mi casa de la colina
y que Jerson sería mi vecino.
Que haríamos parrillas los domingos
con El tigre, Dani, Carlos Andrés, Toña González, El Pollo, Maudy,
Tuli, Ricardo, Ali, Katy, Kell, Cristopher, Dassa, Mady, El Ponke, El Porky…
Que volveríamos al Búnker cada cierto tiempo,
para ser viejos verdes, para ser mentes de pollo
y comportarnos como lo hacíamos cuando eramos carajitos,
como nos comportábamos hace unos diez años.
Pensé que contaríamos los mismos chistes
una y otra vez.
Y que igual, borrachos,
nos cagaríamos de risa.
Pensé que haríamos el tradicional intercambio/cena
todos los diciembres de nuestras vidas.
Pensé que el Fist, eventualmente, volvería
y que Toñita nos visitaría con más frecuencia.
Pensé que de vez en cuando le meteríamos al mecánico
y le echaríamos llave al Rogelio (mi mustang, sin cauchos, varado en un estacionamiento).
Pensé que iríamos juntos a los estrenos de las películas de Marvel y Star Wars.
Pensé que cada cierto tiempo
haríamos salchichas alemanas y pizzas en casa de Felipe,
que iría El Peñón, Alissa, Gisel, Joel, El Percuelo…
Pensé que sería el “Tío Jesse” de Mía, Sebas, Santi y Sofía.
Pensé que volveríamos todos juntos a Cayo Sombrero.
Pensé que nunca pararían las reuniones en Villa Julisa.
Pensé que el café con Edy, Belk, Mala y Eli sería más seguido
y que, algunas veces, no sería café.
Pensé que pasaría rápido esta tragedia,
pero se instaló más de lo que muchos podemos soportar…
Hoy seguimos juntos,
pero con una vida distinta a la que imaginé…
Y no puedo quejarme de nada,
¡porque vivimos demasiado!
Es solo que a veces quisiera que las cosas sean, de a ratos, como antes…
Extraño mucho a mis amigos.