Cuando las cuerdas se tensan
y suenan armónicamente
pierdo el miedo de vivir
y se me expande la mente.
La nostalgia que fatiga
se convierte en puente hermoso,
la soledad se hace tibia
y partir no es doloroso.
No está mal la soledad,
si uno sabe lo que quiere…
O por lo menos si está claro
en lo que, realmente, no se quiere.
Respiro un nuevo ciclo,
otoño en el norte y primavera en el sur,
se vislumbra un nuevo horizonte
y ahora el cielo es más azul.
“Antes de que asome el rencor,
antes que reine la culpa,
es mejor decir adiós,
hasta luego o hasta nunca”