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Fuimos – Seremos

Te vi y te supe.
Eres parte de mí.

Tus ojos nuevos me son tan familiares
y esa sonrisa es como estar en casa.

No somos, pero fuimos y seremos.
Porque por estos días me sonríe el universo
y pone a mi merced la luz
a la que durante tanto tiempo le di la espalda.

Y la magia entra en mis pupilas.
Es tu brillo en mi rostro
llenando el alma de certezas
y aunque no crea mi cabeza
ya jamás me contamina.

Cerré mi fábrica de dudas,
y mi depósito de miedos.
Abrí los ojos a tiempo
para ver como te escudas.

Para ver las letras mudas
y tratar de hacerme el duro.
Para ver cómo te ayudo
a que sueltes ese escudo.

Te conozco de otro mundo,
de otra vida, de otro tiempo,
de otro aire, de otro cuerpo,
de otro cielo, de otro templo.

Y acá nos reencontramos,
nos reencontraremos.
No es el destino.
Es energía.
Vibramos igual.

Y acá estamos soñándonos eternamente
ignorando que fuimos, ignorando que seremos.

 

 

Foto de Heather Shevlin en Unsplash

Amarillo

El deterioro del cuerpo,
el cansancio, los dolores.

La limpieza cósmica depurando todo.
Sale lo malo, se desecha lo que no sirve.

Dormir, rendirse,
dejar que la energía circule.
Despertar, cerrar la boca,
ver el amor de cerca, sentirlo.

Amarillo, el cuerpo en reposo,
la cama se hace más chica.
No estás solo,
nadie está lejos.

Vuelves a cuestionar la existencia del tiempo.

Las horas parecen días y los días horas,
te pierdes y te encuentras,
te desesperas y esperas,
entiendes, olvidas, te calmas,
extrañas, sueñas, recuerdas.

No hay mucho que hacer cuando estás dentro de este agujero negro que llaman hepatitis.

 

Foto de Hans M en Unsplash

Maestro dolor, maestro vacío, maestro extavío

Vomité algunos versos,
perdón por la crueldad
pero mi oscuridad
se expandió por estos lienzos.

Y aunque me hizo daño
saber que te dañé
yo ya me perdoné
y a ti también.

Ya no tiene remedio,
ya lo hecho hecho está
y nada se resolverá
aunque me convierta
en un ser humano promedio.

El dolor me hizo sacar mi mal
y enfrentarme conmigo mismo
totalmente vacío,
envuelto en oscuridad y frío.

Ahora estoy más cerca del camino,
ahora tengo paz y más consciencia.
Sé que el tiempo no existe
y me armé de paciencia.

Quisiera reparar el mal que te hice,
pero no tiene reparo.
Además, tu misma te hiciste el mayor daño.
Y hoy solo te queda aprender de el,
de ti.

El dolor puede ser un gran maestro
y el vacío una gran oportunidad para aprender.

Yo espero que te encuentres,
que puedas ser feliz.

Que puedas ser consciente.

Foto de Gleren Meneghin en Unsplash

Palabras más, palabras menos (para nuestras crisis comunes)

Desprenderse,
¿De qué?
¡Si no tienes nada!

Desapegarse
¿De quién?
¡Si no tienes a nadie!

Solo debes soltar esa creencia
de que algo o alguien te pertenece.
Aprender a manejar la incertidumbre
y abrirte a la transformación permanente
porque la única constante es el cambio.

Debes  entender que no controlas NADA de lo que pasa,
lo único que controlas es tu forma de reaccionar a eso que pasa.

Nada está seguro, por más que lo creas y lo sientas.
Suelta las expectativas y vive en agradecimiento.
Deja de medir desde el ego.
¡Deja de medir!
Comienza a sentir.
Incluso, deja de pensar y solo siente.
Suelta, suéltate, libera tu mente de todo lo que le pusieron.
Saca la basura, limpia la casa.

Llora, putea, grita, ríe, manda todo a la mierda, pide perdón, perdónate.

Solo debes desaprender todo lo que aprendiste,
soltar todas las creencias que te limitan.
La existencia va más allá de ese check list que nos dieron a todos.

Cuando alimentamos el ego nos volvemos invisibles.
Cuando medimos perdemos la verdadera noción de las cosas
y alejamos las respuestas (si es que existen).

Inventamos valores de medición para tratar de explicar lo que no entendemos con parámetros absurdos.
Inventamos excusas socialmente aceptables para tomar la vía fácil y sustituimos la felicidad con satisfacción instantánea, pero nos olvidamos de lo eterno, nos alejamos del centro.

Duda de todo y prueba de todo.
Aprovecha este momento de tu vida para nutrirte.
Suelta el ego, suéltate y siente.

“Puede ser que de una buena vez puedas ver más dimensiones que las tres con las que siempre estás midiendo todo”

 

Foto de David Lázaro en Unsplash

Eternos

Todos los que estamos perdidos,
y que buscamos respuestas,
abandonamos las certezas
para encontrar nuevas formas.

No sabemos a donde vamos,
sí  a donde queremos ir
pero nos dejamos confundir
y así es como exploramos.

Dudamos de todo,
extrañamos y soñamos.
Avanzamos sin sentirlo
y nos damos cuenta cuando volteamos.

Se va la angustia cuando entendemos
que la paz no se encuentra, se fabrica.
Que la estabilidad es una mentira
y que compramos humo creyendo que era felicidad.

Llegarán nuevas realidades
que van a desafiar todo lo que conocemos,
que nos harán sentir como nuevos
y como ignorantes totales.

Inexpertos, aprendices, enamorados.

Algunos perdidos seguimos soñando
y aunque no lo vea
el calculador cerebro cuadrado
estamos en el camino correcto.

Jamás hemos perdido el tiempo,
lo invertimos de forma diferente.
Construimos con palabras puentes,
con sonidos caminerías y con imágenes templos.

Somos el alimento de las advertencias,
de las historias increíbles.
Somos, ciertamente, indestructibles
sin que lo dicte la ciencia.

Eternos,
siempre estaremos
gracias a esa magia
de la que estamos hechos.

Foto de Daniel von Appen en Unsplash

Nosotros, los de antes, ya no somos los mismos

No he podido olvidar ese frío verano en Montevideo,
esa luna de miel prematura sin ceremonia que la preceda.
Esa antesala hermosa a la ciudad de la furia.

Tal vez no he querido olvidar.

Aunque me desconozco,
no sé quién fui.
Puede que tampoco sepa quien soy,
pero el de entonces era otro.

Tu también eras otra…
Y esos otros sí que podían estar juntos.
Estos, los que somos ahora,
no duraban ni un día.

Aunque, pensándolo bien,
aquellos tampoco duraban ni un día…
Y sin embargo pasaron el año
y los años y todo el daño.

Ahora todo es tan extraño.

Fuiste lo mejor de mi vida pasada,
lo peor de mi eterna muerte anterior
y la calma después de la tempestad
de mi penúltima resurrección.

“Fuiste en Madrid Hortaleza
y en Buenos Aires princesa,
reina de mi corazón.

Fuiste la luz de mi vida
y mi musa preferida
que ya no puede inspirar
ni un tango, ni una ranchera,
ni un solo verso siquiera.”

Foto de Carmen Peñaranda en Unsplash

Tal vez mi versión sea igual a la tuya

Vi la luz estrellarse en tus ojos,
vi una explosión en tu vientre.
Acampé en tu pecho
la noche antes de mi huida.

Me perdí entre tus piernas,
me aprendí tu piel,
encontré en tus manos
una razón para recomenzar.

Respiré tu cabello sacándote de la ciudad.

Sembré vida en tu boca,
en tus senos, en tus mejillas,
en tu espalda, en tus manos
y en todos tus túneles mágicos.

No me importó perder la vida en tu ausencia

porque sé darle batalla a la contrariedad…
Que extraño que ahora, tan lejos,
seas la única que me entienda.

Puedo hablarte de quien fui, de quien soy,
de quienes fuimos, de quienes somos.
De quien eres…
Pero nunca de quien fuiste.


Foto de Calvin Hanson en Unsplash

Mira al cielo

Conocí a un par de estrellas,
a un par de soles que brillaron cerquita de mi.

Héroes de sonrisa genuina,
de brillo auténtico.

Alumbraban a todos a su alrededor,
brillaban para los demás,
creían en las personas,
creían en los valores y en el trabajo duro.

Honestos

Leales

Serviciales

Pasaron por el mundo ayudando a quien podían,
pasaron por el mundo haciendo el bien,
pasaron por el mundo formando a personas geniales,
pasaron por el mundo transformándolo…

Ellos sí que dejaron el mundo mejor de lo que estaba cuando lo encontraron…
Si no me creen pregúntenle las personas que los conocieron,
a las personas que los vieron brillar, aunque sea un instante…
Porque a simple vista se les veía el resplandor.

Hoy brillan de otra forma,
pero la luz que dejaron en todos los que tocaron seguirá brillando y haciendo brillar a más y más personas.

Su legado de luz se extiende más allá de sus allegados.
Hoy esos soles se alzan al infinito y alumbran el universo de otra forma, en otra galaxia, en otra dimensión.

Yo solo puedo agradecer el hecho de haberlos conocido…

Y tú mira al cielo cada vez que los extrañes. Así los encontrarás de nuevo, así podrán abrazarte.

Recuerda que la energía no se crea, ni se destruye, solo se transforma.

 

Foto de Billy Williams en Unsplash

Pasos

 

No vi la luz de la que me hablaste,
caminé mirando hacia abajo y volteaba cada cierto tiempo.

No sé si por miedo o por nostalgia,
pero me perdí el amanecer…
Ahora, el sol me quema las heridas.
Las que no quise que cicatrizaran…

Mis pasos deben ser distintos,
tal vez deba darlos al costado o hacia atrás
para poder emprender la marcha de mejor forma
y no perderme más.

Ya sé por donde no debo ir,
ya me se los paisajes que no llevan a ningún lugar.

La experiencia no es inútil,
agradezco haberme perdido.
Todo lo aprendido es útil
agradezco el recorrido.

Agradezco el anochecer,
porque me dice que volverá a amanecer.

La poesía me sirve y las canciones me curan.

O todo lo contrario.

 

Photo de Bertrand Zuchuat en Unsplash

Sus manos

 

Esas manos que acarician tu ego
y dejan para luego lo que más importa.
Las manos que posponen la derrota,
las manos a las que también me aferro.

Esas manos que maquillan tu soledad
que con piedad acarician tu resignación.
Esas manos que jamás mendigarán amor,
que jamás te tocan de verdad.

Esas manos que muchos creen que conocen,
las mismas manos que muchos desean.
Esas manos que no temen que las vean
coser la piel que, a la vez, descosen.

Esas manos que necesito de vez en cuando,
las únicas que pueden “curar fracasos”
o, por lo menos, amortizar las pérdidas.
“Necesito tus manos expertas”

 

Foto de Anastasiia Tarasova en Unsplash