Yo que me he perdido tantas veces
no sabía que reencontrarme era volverme a perder.
El tres de enero cae perfecto
para marcar un antes y un después.
Hace un año recomencé
y me cambió demasiado la vida.
Conseguí hasta lo que no soñé
y perdí hasta lo que no tenía.
El amor aterrizó,
tocó tierra frente a mi.
El amor se hizo persona
y me acompaña en mi vivir.
Tanto he dado y recibido
que la cuenta y perdí,
pero creo que de lo vivido
quedan secuelas en mi.
No sé por qué me aferro al miedo,
a la nostalgia, a la melancolía.
No sé por qué no me creo
si vi que hay chance todavía.
Con todo lo que cambié,
el caos era inevitable.
Gracias por hacerme ver
y por la compañía inigualable.