Te vi y te supe.
Eres parte de mí.
Tus ojos nuevos me son tan familiares
y esa sonrisa es como estar en casa.
No somos, pero fuimos y seremos.
Porque por estos días me sonríe el universo
y pone a mi merced la luz
a la que durante tanto tiempo le di la espalda.
Y la magia entra en mis pupilas.
Es tu brillo en mi rostro
llenando el alma de certezas
y aunque no crea mi cabeza
ya jamás me contamina.
Cerré mi fábrica de dudas,
y mi depósito de miedos.
Abrí los ojos a tiempo
para ver como te escudas.
Para ver las letras mudas
y tratar de hacerme el duro.
Para ver cómo te ayudo
a que sueltes ese escudo.
Te conozco de otro mundo,
de otra vida, de otro tiempo,
de otro aire, de otro cuerpo,
de otro cielo, de otro templo.
Y acá nos reencontramos,
nos reencontraremos.
No es el destino.
Es energía.
Vibramos igual.
Y acá estamos soñándonos eternamente
ignorando que fuimos, ignorando que seremos.
Foto de Heather Shevlin en Unsplash