Debía ser diferente,
debía ser púrpura o verde,
no debía ser gris…
Pero la maldad, el caos, la injusticia, la indiferencia y el silencio
son nuestro pan de cada día.
No escribir una queja me haría más cómplice
(igual, todos lo somos de alguna forma).
Por lo menos esto que haga,
porque no hago más nada…
Hoy no puedo moverme…
Nos matan y ya no importa,
nos inmovilizan,
nos desmoralizan,
nos confunden,
nos atropellan,
se burlan de nosotros…
Yo no sé qué hacer,
no sé qué creer,
no tengo ninguna certeza,
no tengo voz
y a veces me quitan la voluntad…
Lo único que puedo hacer, por el momento,
es insistir en algo que dije el año pasado:
La maldad es roja. Roja rojita.
“No hay muerto que no me duela,
no hay un bando ganador,
no hay nada más que dolor
y otra vida que se vuela”
No podemos negar que estamos nadando en mierda.