Nuestro ocaso (nunca es tarde)

 

No juego cuando juego.
Me asusto, corro.
Vuelvo, susurro.
Te pienso, te extraño.

Sigues siendo hermosa.

Me escondo, me aíslo,
vuelvo al beso, vuelvo a tus brazos.
Me hieres, me cubro,
te hiero, no entiendo.

Yo sigo firme ante tu indiferencia fingida,
yo sigo intacto luego de mojar tus heridas.
No me encuentro fuera de ti,
pero tampoco dentro.

Siguen diciendo que nunca es tarde
mientras sigo contemplando el ocaso de este nosotros.
Solo somos un descarte prematuro,
solo somos un aborto voluntario…

«¿Qué vas a hacer?
Cuando el olvido esté de cumpleaños,
cuando no puedas hacernos más daño
y nos miremos como dos extraños

¿Qué vas a hacer?
Cuando mi invierno sea primavera,
cuando me quieras y yo no te quiera,
cuando ni el perro esté esperando afuera»