Rotos

Seguimos,
en una inercia absurda que nos hace movernos,
no sabemos hacia dónde,
pero nos movemos.

Nosotros,
los de la nostalgia perpetua
y el ancla en el pasado,
en la bendición más dulce.

Aprendemos
a vivir con un vacío anormal,
con una desesperanza cotidiana,
con un duelo eterno.

Parece que nunca
terminaremos de despedirnos,
parece que nada fue suficiente,
sobre todo el tiempo.

No entendemos de la vida
a pesar de que la vivimos.
Mucho menos entendemos 
de la muerte.

Extrañar
como religión.

Rotos,
rearmándonos
con costuras de niebla.