Rubia

Te vi en una foto y recordé
que alguna vez me perdí en tus ojos.

Recordé que mirabas
como si el equilibrio de todo
dependiera de cómo lo ves.

Como si tus ojos
fueran el centro del universo,
como si quisieras que fueran
culpables de estos versos.

Recordé que quise entrar en tu alma
a través de sus ventanas,
recordé que sentí que hurgabas en la mía
con tus pupilas.

Recordé que me gustabas.

Rubia, yo no sé qué fue
del destello de esos días.
Pretendía tú compañía
pero quería estar solo.

Me pesaba la casa,
me pesaba el pasado,
no veía en ningún lado
algún lugar para mí.

Y aunque de ti no corrí,
fue menguando la ilusión
y de nuevo mi corazón
fue volviendo a su gris.

«Yo no quiero un amor civilizado
con recibos y escena del sofá,
yo no quiero que viajes al pasado
y vuelvas del mercado con ganas de llorar.

Yo no quiero vecinas con pucheros,
yo no quiero sembrar ni compartir,

yo no quiero catorce de febrero
ni cumpleaños feliz»