Hay magia en las paredes,
hay sol en el altar,
hay ganas en mi silencio
y calor en mi frialdad.
Hay fuego en las miradas,
mucha sangre en mi anatomía
y ganas de quedarme
un rato en tu compañía.
A veces flotamos juntos,
no creas que no lo noto.
Como todos, me doy cuenta
pasa que me hago el tonto.
Es más por ti que por mi,
ahora peleo mi batalla
y no quisiera lastimarte
si alguna cosa me falla.
Yo te quiero y no me importa
si me tu quieres también,
aunque sé que me quieres
porque así lo dejas ver.
Mi miedo no es por mi,
orgullo ya no hay
y la vergüenza que sentí
ya se me perdió porái.
No me importa qué me pase,
sé que siempre estaré bien;
pero si algo te pasase
no me lo perdonaré.
Si hay algo que está claro
en este extraño vaivén
es que mereces quien te sume
y te acompañe para bien.
Te mereces amaneceres
con las luces a tus pies,
una sábana de estrellas,
una almohada de papel.
Mereces mareas bajas
en el té de las mañanas
y el universo escondido
debajo de tus pijamas.
Y yo ahora no puedo darte
de lo que siempre has tenido,
pero prometo cuidarte
si de una forma estás conmigo.